El 28 de agosto de 1973, un sismo de 7.3 grados sacudió la región a las 4:50 a.m.El cruel contraste: solo un día antes, las calles estaban llenas de fe y alegría por la procesión de Padre Jesús de las Tres Caídas.
La fiesta se convirtió, de la noche a la mañana, en pesadilla .
Testigos recuerdan aquella madrugada como la más larga y dolorosa.
Había personas que pasaban gritando: ‘¡tomen precaución, ahí viene otra réplica!’, y nada pasaba…
La gente estaba con miedo y en shock” – Crisóforo Román, sobreviviente.
Hoy, 52 años después, no hay monumentos , no hay ceremonias oficiales, solo el silencio.
Un silencio que duele más que el recuerdo.Esta historia no debe quedarse bajo los escombros del tiempo.
️ Porque olvidar también es otra forma de perder.
Compártela para que las almas que se fueron aquel día no sean olvidadas.